viernes, 27 de marzo de 2009

¿Pueblo de sacerdotes?



En todos los lunes de la cuaresma se lee, en la lectura correspondiente a laudes, un texto muy especial para el pueblo judío: Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

Paralelamente los judíos (en su lectura anual de la Torá) comienzan con parashá Vaikrá / Levítico estudiando las diversas ofrendas que debían ofrecerse en el templo.

Estas cuestiones (y otras que verán surgir a lo largo del post) me permiten retomar un asunto que mencionamos que es el llamado "sacerdocio universal de los fieles" (siguiendo con el tema del sacerdocio).

En su momento Jack Tollers en lo de Wanderer fue medio confuso con el asunto, se lo mencioné en un comentario (el Athonita también) y el volvió a contestar medio enojado.

No seguí la polémica porque las discusiones al respecto no habían llegado a ningún lugar. No obstante, recientemente el Papa le ha contestado de un modo mucho más claro: la diferencia entre el sacerdocio ministerial y el del bautismo es "ontológica".

Pero volvamos a retomar el punto desde uno de sus ángulos.

Son varias las veces en las que las Escrituras mencionan el asunto -tanto en el Nuevo (Apoc., Pedro, etc.) como en el viejo (Ex., Salmos, Is., etc)-. En todas ellas se hace mención a "un reino de sacerdotes" distinto y más amplio que el sacerdocio ministerial (que aparece también diferenciado en el Antiguo Testamento).

Evidentemente esto también fue receptado por la Tradición, en especial en los primeros Padres.

Ahora, volvamos al asunto en los judíos.

En una ocasión, hablando del judaísmo como religión, Terzio nos dijo en los comentarios que, como tal, era posterior al Cristianismo. Esto, que a alguno le puede sonar extraño, es completamente cierto (desde una perspectiva como lo aclaro en los mismos comentarios) en tanto que, con la destrucción del Templo y la diáspora, pierden toda la dimensión litúrgica de su religión. En este sentido, muchos de los 613 mitzvot / preceptos, quedan sin poder cumplirse (entre ellos todos los que la parashá Vaikrá / Levítico ordena en esta semana).

¿Qué hacer entonces con toda esa dimensión religiosa perdida (que, en el caso hace a la esencia de la religión)?

Hay que transformarla en una liturgia personal donde el templo es el propio corazón y el sacerdote uno mismo.

Esto es un elemento constitutivo del judaísmo post templo y en diáspora que ha ido consolidándose más y más a lo largo de su historia.

A ello hay que sumarle la influencia jasídica a partir del siglo XVIII que apuntaló la misma idea desde dos perspectivas distintas (aunque interdependientes entre sí):

- La primera tiene que ver con la idea cabalística de que mediante el cumplimiento de las Mitzvot (la idea fundante la mencioné en el post La Piedra Angular) enmienda y estabiliza el cosmos entero por un lado y, como consecuencia, aproxima la venida del Mesías. El observante de los preceptos santifica (sacer - santo, sagrado; do - hacer) el mundo y convoca al mesías.

- La segunda (distinta pero íntimamente relacionada) tiene que ver con una lucha contra la "secularización" del judío. Es una especie de "apostolado" dentro del propio judaísmo muy típico de ciertos grupos jasídicos (jabad por ej.). La relación con la idea anterior es clara: se necesitan más obreros para la mies, cuantos más judíos cumpliendo mitzvot existan mejor estará el mundo y antes vendrá el Mesías. Cada judío está llamado a ser "santo", "sacerdote". Eso hace a su esencia, renunciar a ello es traicionarse y traicionar.

Se hizo demasiado largo pero lo que quería mostrar es que esa idea jasídico - cabalista es la que impregnó la "nueva teología" tanto en sectores del protestantismo como del catolicismo.

¿Es mala la idea en sí? Bien entendida no (es bíblica). De hecho vino a cambiar una concepción "secular" del laico que entendía que las cosas santas (la oración privada, la liturgia de las horas, el ayuno, los sacrificios, etc.) estaban destinadas "sólo" a los religiosos.

Pero hay que entender que la idea, por el modo en que llegó (en la cábala judía este sacerdocio reemplaza al anterior) es peligrosa en tanto puede confundir (y de hecho lo ha hecho en montones de teólogos, curas y laicos) dos sacerdocios "ontológicamente" distintos (el ministerial y el bautismal).

Por ello, incluso uno de los promotores de la idea en la Teología católica como Henri de Lubac, se apresura a aclarar cuando habla del tema: "...todo cristiano es sacerdote -aunque esto requiere una explicación inmediata, si queremos evitar graves confusiones.."

Natalio

Pd: Queda para otro día las connotaciones litúrgicas de la misma idea.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado: Interesantísimo.

Respecto a lo de Jack Tollers, creo que los tiros iban por otro lado. Lo que se pretendía es denunciar ese error que identifica sacerdocio sacramental con perfección y, por lo tanto, con santidad. Dado que todos los católicos queremos ser santos, muchos confesores y directores de baja moral se aprovechan haciendo ese salto lógico y así reclutan a muchos con las mejores intenciones pero sin verdadera vocación.

El problema es confundir. La perfección del sacerdocio pasa por otro lado (quodmodo, al decir de Santo Tomás).

CyF

Anónimo dijo...

Es uno de los temas que más me interesan. Muchas muchas gracias por este post.

Natalio Ruiz dijo...

Estimadísimo CyF:

Me alegra muchísimo el verlo de nuevo por aquí (aunque medio anónimo).

Había entendido lo de Tollers y por ello en mi comentario dije que debía aclararlo porque resultaba equívoco. Él en lugar de aclararlo (quizás sólo para no admitir que podía haber sido confuso) lo profundizó.

El asunto es que, para decir algo verdadero se tira demasiado para el otro costado (cosa que suele ocurrir en lo de Wanderer).

Él habló de: "desempeñar el ministerio en plenitud" y "todos están llamados al ministerio sacerdotal desde el bautismo".

Utilizó la palabra "ministerio" que es la que la Iglesia eligió para definir el sacerdocio sacramental. Además eso es, justamente, lo que sirve para distinguir lo que él quería distinguir: lo santo del sacerdocio es el ministerio no el ministro.

De hecho cuando luego dice que el Athonita y yo leímos mal, omite considerar que en el texto conciliar se habla de sacerdocios no de ministerios y de "sacerdocio ministerial" opuesto al bautismal. El sacerdocio común se llama "ministerial" mientras que el otro es "bautismal". Por ello era equívoca (por no decir equivocada, cosa que no dije porque había entendido el sentido) la referencia a "plenitud de ministerio"

Pero no se lo contesté porque si se alteró tanto por una cuestión en la que le pedí que aclare imaginé que sería peor el mostrarle que utilizaba la palabra "ministerio" que es la misma que utiliza el texto que él usaba a su favor.

Una lástima porque en lugar de discutir bien se enojan....

Respetos para ud, estimado amigo.

Natalio

Natalio Ruiz dijo...

Gracias Todoerabueno por la visita y el comentario! Un verdadero gusto.

Respetos.

Natalio

Ruth dijo...

Estimado Natalio, perdone que haga un comentario que no tiene nada que ver con el post, pero... ¡Qué alegría saber que todavía está vivo CyF! Espero que algún día pueda reiniciar su excelente blog, porque se lo extraña mucho en el mundo virtual...

Fernando dijo...

Hola, Natalio, he leido con mucha atención tu post, que -desde luego-supera mi capacidad de respuesta.

No he entendido muy bien (entre otras varias cosas) la frase del gran Terzio a la que te refieres, la de que el judaismo no fue una religión hasta después de Jesús, y la contestación que das a Terzio no me ayuda a entenderlo bien. No sé si podrías aclararlo un poco más, porque me parece un tema importante.

Gracias.

Natalio Ruiz dijo...

Estimado Fernando:

Pregunte todo lo que quiera. Justamente es una de las ideas del blog la del intercambio de ideas.

Con relación a su pregunta puntual, intentaré contestarle.

La religión judaica ha sido reglada y ordenada por Moisés como ud. puede ver en los libros del Éxodo, levítico, Números y Deuteronomio. En ellos ud. verá que la liturgia y los actos religiosos se centran en ofrendas y sacrificios (de animales principalmente) y el culto armado en función del Templo.

Hay dos hechos históricos que ocurren en un mismo siglo que cambiarán para siempre (haciendo, en rigor, una nueva religión) el culto y la religiosidad judía.

El primero (no cronológico) es la destrucción del segundo Templo de Jerusalén. Desde ese momento los judíos no tienen más templo (ni pueden tenerlo para algunos pero es todo un tema el de la posibilidad de construcción del tercer templo) y, por ende, tuvieron que modificar todo su culto. Si a ello le sumamos la diáspora producida en los mismos tiempos ud. encontrará que los judíos no podían (ni pueden) cumplir con los 613 preceptos y tienen que cambiar todo el sentido de su religión. Es por eso que cualquier judío no puede dejar de admitir que su religión post templo y en diáspora es nueva y distinta (en tanto tienen que cambiar el sentido y la liturgia).

El segundo hecho (en realidad primero desde el punto de vista cronológico) es, en rigor, el definitivo pero los judíos no quieren (o no pueden parece decir San Pablo) verlo.

La muerte de Cristo sirvió como último, único, completo y definitivo Sacrificio. Desde ese momento la religión judía carece de sentido (como tal) y el templo carece ya de funciones porque el único sacrificio que justifica es el del Cristo y Mesías.

Por eso dice Cristo en el Salmo 39 (40):
Tú no te has complacido
en sacrificio ni ofrenda
sino que me has dado oídos;
holocausto y expiación
por el pecado no pides.
Entonces he dicho:
"He aquí que vengo".

Espero haber aclarado el punto. Si no fuera así, consulte de nuevo.

Respetos.

Natalio

Fernando dijo...

Querido Natalio:

No me trates de usted, siento que me escribe el Honorable Presidente de la República Argentina; usa, si te parece, vuestro encantador vos o el tú, please.

Muchas gracias por la aclaración, ya lo veo todo claro. No es que el judaismo no existiera como religión antes de Jesús, sino que se puede decir que cambió tanto en los primeros siglos de nuestra era que, propiamente, era como otra religión, como un nuevo judaismo. ¿Es así? Entonces sí que lo entiendo y, supongo, será cierto, tan cierto como que todas las religiones van mudando con el paso de las generaciones y de los tiempos: de ahí la importancia de tener un corpus doctrinal claro e inamovible, como pasa en la Iglesia.

Gracias por la aclaración.

Walter E. Kurtz dijo...

Recomiendo leer la respuesta de San Justino al judío Trifón. Creo que puede aclarar algunos puntos sobre el cumplimiento de las promesas de Israel en la Segunda Venida. Esta doctrina que, si bien tradicional (Cornelio a Lápide la toma como parte del Magisterio) no había sido definida formalmente y Castellani la sigue aunque con miedo de que se confunda con milenarismo, desde el Catecismo de Juan Pablo II ya forma parte de la Enseñanza de la Iglesia.

Muy bueno el post.

Natalio Ruiz dijo...

Ok, Fernando sobre el tuteo.

Creo que el caso del judaísmo no es similar al resto de las religiones. Hay un hecho que tiene una importancia teológica fundamental que es la muerte de Cristo (lo del templo es anecdótico a su lado). Eso es lo que lo deja sin sentido. Es decir, no es que se modifica porque sí sino que se extingue su razón de ser. El remanente (que debe adaptar su religión a las nuevas circunstancias) tiene una misteriosa función que es de la que habla San Pablo.

Respetos, tuteado amigo.

Natalio

Natalio Ruiz dijo...

Estimado Coronel:

Gracias por la visita, el comentario y el aporte.

Complejo tema el que menciona que tiene un correlato cabalístico.

No conozco el texto que cita. Lo tiene o está en internet?

Respetos agradecidos.

Natalio

Walter E. Kurtz dijo...

Estimado Natalio: No lo encontré en castellano. En inglés está en http://www.newadvent.org/fathers/0128.htm. Ver el cap. 80, en especial. El texto del Catecismo está en nn. 673 y ss. http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P1V.HTM. De Cornelio à Lápide está su comentario al Evangelio pero no encuentro el del Apocalipsis. Quien más ha tratado este tema en castellano (hasta donde sé) es el insigne tomista recientemente fallecido, Francisco Canals Vidal, por ej. en "Mundo histórico y Reino de Dios"; un artículo suyo muy interesante es "La Iglesia consumada en la escatología intrahistórica de San Buenaventura" http://hispanidad.info/628buenaventura.htm, donde cita un muy oportuno texto del Doctor Seráfico: “Hallamos en la vieja Alianza dos tiempos: el tiempo anterior a la Ley, y el tiempo en que el pueblo vive bajo la Ley; en la nueva Alianza corresponde a éstos un doble tiempo: el tiempo de la vocación de los gentiles y el tiempo de la vocación de los judíos. Este tiempo todavía no ha llegado, porque entonces se cumplirá aquello de Isaías: No desenvainará la espada un pueblo contra otro ni se adiestrarán más en el arte de la guerra; esto todavía no se ha cumplido, pues aún funcionan dos espadas, y todavía hay disputas y herejías. Por eso los judíos, por lo mismo que lo esperan, creen que aún no ha venido el Mesías”.

Saludos

Pablo dijo...

Estimado Natalio:

Hay un doble sacerdocio, común y jerárquico. Pero todo sacerdocio, en cuanto consagración, es para una misión. Es decir, que lo ontológico determina lo operativo.

La clave está en que la diferencia es esencial y no sólo de grado. Es la diferencia ontológica de la que habla el Papa. Si se lee a la luz de la doctrina tomista de la participación, no debieran darse confusiones al respecto.

Proyectando la diferencia ontológica de los sacerdocios al plano operativo (porque el modo de obrar sigue al modo de ser), tenemos dos sacerdocios esencialmente diversos, del que dimanan dos operaciones sacerdotales, o ministerios, que también son diversos en esencia.

No hay problema en llamar "ministerio" al sacerdocio bautismal -repárese en el hecho de que hay "ministerios" laicales, como el lectorado y el acolitado- siempre que se tenga en claro la diferencia ontológico-opertiva que hay entre ambos.

Aunque podría cuestionarse el uso que hace el amigo Jack Tollers del término "ministerio"; creo que si los conceptos están claros no hay que hacer una disputa por palabras. Y

Cordiales saludos.

Pablo dijo...

Un párrafo salió con erratas. Versión corregida:

No hay problema en llamar "ministerio" al sacerdocio bautismal -repárese en el hecho de que hay "ministerios" laicales, como el lectorado y el acolitado- siempre que se tenga en claro la diferencia ontológico-opertiva que hay entre el sacerdocio común y el jerárquico

Natalio Ruiz dijo...

Estimado Pablo:

Gracias por la visita y el comentario que trae aclaraciones y comentarios necesarios y oportunos (como siempre).

No obstante creo que el hablar de "plenitud" de ministerio implica hablar de un mismo ministerio (en grado de participación) que no se da entre dos cosas que difieren en grado ontológico. Es, justamente y como enseña Santoto, una suerte de extensión del lenguaje, son cosas distintas (no en grado de participación).

Por otra parte, si la Iglesia utiliza el concepto de "sacerdocio ministerial" como opuesto al bautismal está dando un sentido a las palabras. A ello hay que agregar que el único ministerio, como tal y en absoluto, del bautizado es la santidad.

Respetos.

Natalio

Natalio Ruiz dijo...

Gracias Coronel!

Voy a leer lo que ordena y después charlamos un poco más.

Respetos.

Natalio

Pablo dijo...

Estimado:

En el fondo, Ud. tiene razón. Propiamente hablando, sacerdocio ministerial es el jerárquico, que recibe el ministro ordenado.

No obstante, podría hablarse de ministerio laical:

La acepción "ministerios" puede entenderse de varias maneras como lo relacionado con el cargo público de ministro en la esfera de lo político o como la que responde a su etimología: la palabra ministerio proviene del latín «ministerium» que significa "servicio", y «minister» que significa “servidor” (en esta acepción etimológica se envuelve el significado religioso del término).

Podemos decir, basándonos en la segunda acepción (etimológica) que, ministerio en la Iglesia significa servicio, y es un ministro quien sirve en la misión y carisma que el Señor a través de la Iglesia le ha confiado. En la Iglesia "somos reyes sirviendo" y por eso ante los ojos del mundo los hombres de Iglesia somos un poco especiales (cf. 1 Pe 2,9; Jn 13,14-15; Flp, 2,5-7).


cfr:
http://es.catholic.net/laicos/275/

Lo mejor sería reservar "sacerdocio ministerial" para los ordenados. No extender demasiado la analogía de lo términos para que no derive en equivocidad.

Cordiales saludos.

Natalio Ruiz dijo...

Ok, Pablo. Pero note que el que existan "ministerios" laicales no implica que sean, ni mucho menos sacerdotales.

Muy por el contrario, ello nos debería hacer reservar, con más razón, el uso de la palabra "ministerial" como referida al sacerdocio jerárquico.

Respetos y gracias por el aporte.

Natalio

Terzio dijo...

Aunque se puede rastrear remotamente passim, la primera interiorización del sacerdocio de los fieles aparece durante los 70 años de destierro en Babilonia. El texto más explícito al respecto es Dan 3, 38-41:

38 Ya no hay más en este tiempo,
ni jefe, ni profeta, ni príncipe,
ni holocausto, ni sacrificio, ni oblación, ni incienso,
ni lugar donde ofrecer las primicias,
39 y así, alcanzar tu favor.
Pero que nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humillado nos hagan aceptables
40 como los holocaustos de carneros y de toros,
y los millares de corderos cebados;
que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti,
y que nosotros te sigamos plenamente,
porque no quedan confundidos los que confían en ti.
41 Y ahora te seguimos de todo corazón,
te tememos y buscamos tu rostro.
(¡Ojo! Que en algunas versiones/traducciones "impías"(influídas por la exegética protestante que desde Lutero no reconoce estos textos)
lo ponen como cap. 13, o separado del texto como "suplemento griego" en contra de la Tradición católica que recibe el texto griego de los LXX como plenamente revelado).

'

Natalio Ruiz dijo...

Gracias Don Terzio por su siempre erudito y revelador comentario.

Respetos.

Natalio